Tú llegaste hasta mí, como una herida,
magnolia de estrellas desdentada
que interroga a cada instante
y que no es nada
sino fuego o agua o sombra, siempre alerta.
Tú llegaste hasta mí, como esta parte
de tierra que encumbras la otra tierra
luna de verduras y osamenta
veneno de escorpión; a veces arte.
Y de dolor se aflige lo mundano
tus sonidos, como un mundo
sin mundo aparecen
negro como la muerte de un hermano
negrura y espesor que a veces crece
bosque de dolor; y a veces bosque
o nube o aire o tierra, o lago.
Y así se conforma el paisaje
de este páramo sin luz
– a veces sueño-
y cada cosa con su sombra
– sin concepto-;
letanía de las cosas innombrables:
alma sin dueño:
locura que es ahora lo que siento
y amor que llega tan tarde
que presiento
que es mi alma en el infierno lo que arde.