Pesa la mañana tras los párpados.
Casi a tientas – pájaros de ayer
arañan el cristal de la ventana;
¿o sus trinos? -. Solo,
traslúcido y pastoso
– apenas una sombra inanimada -.
Una vieja camisa, unos vaqueros,
una cazadora azul que sabe de memoria
el camino
al trabajo;
dan cierta forma humana
a este error de nacimiento.
Inspiro, aguato el aire
en el pecho
me sumerjo en el día y sus consecuencias.
A veces veo burbujas
que acarician, cuando suben,
mis mejillas: dicen
que hablo.
Burbujas
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