Ansiando la luz tantas veces temida.

Cuando tu presencia se haga incandescencia
y el tiempo sangre por mi daga indestructible
y aspire el espacio a grandes bocanadas ciegas
– hasta encontrarte -;
entonces
jugaremos a no tener pasado ni futuro:
sólo presente, luz y lluvia,
que como en una catarata
caerá por los senderos de tu cuerpo
hacia la tierra que un día
nos dará la bienvenida;
mientras tanto: memoria
de las horas que pasamos juntos
ansiando la luz
tantas veces temida.

En su lecho de muerte…

Su padre murió un lunes
en su lecho de muerte le dijo:
“Trátala bien, pase lo que pase”.

Volvió a morir un martes
en su lecho de muerte le dijo:
“Come toda la sal que quieras
pero no olvides
tomarte la pastilla de la tensión”.

Volvió a morir un miércoles
en su lecho de muerte le dijo:
“Sé bueno, pero aparenta ser mejor”.

Volvió a morir un jueves
en su lecho de muerte le dijo:
“Trabaja, pero no te mates”.

Volvió a morir un viernes
en su lecho de muerte le dijo:
“El tiempo es la única verdad,
la muerte todo lo puede”.

Volvió a morir un sábado
en su lecho de muerte le dijo:
“Llévate bien con los bancos”.

Y el domingo
descansó
de tanto morir.