Extracto final de Titán

Llega la muerte

Se acerca muda la muerte
como siempre, por sorpresa,
viene sola, sin remedio,
dando fin a este poema.
Envenenándolo todo.
Puta, ruin y suprema.
“Venciendo hasta la memoria”
ése es su maldito lema.

(Mientras estamos en vida
cabalgamos sobre el viento
llega el vacío, la muerte
y ya todo queda quieto.
Qué pena me da si aun crees
en mitos, ritos y cielos
y dejas para otra vida
casi todos tus anhelos.

Quizás queden enterrados
como tú mismo y tu cuerpo;
descompuestos y olvidados)

Muero

También soy quien cierra mi propia vida
como figura de angustia y de muerte
soy quien vela mi mismo cuerpo inerte
rindiéndome mi propia despedida.

A mi desenlace sólo le ruego
un segundo de calma, un balance,
el último, si aun está a mi alcance
que me dé, si es posible, el sosiego.

Soy la última cuenta, sumo y calculo
nunca da igual el saldo conseguido
(no pesa conciencia en paz, estipulo)

como resultado de lo vivido;
Y así me transformo con disimulo
en una lápida que dice “He sido”.

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Aunque quizás me retuerza
ahí, sumido en mi tumba
al no haber dicho con fuerza:

¡Qué lástima no poder ver mi propio epitafio!
¡Qué lástima no ver muertos a mis enemigos!
¡Qué lástima no poder haber desbancado a Dios!
¡Qué lástima no haber sido mejor que yo mismo!

Soy el verso doscientos treinta y tres y te robo el alma.
Soy el verso doscientos treinta y cuatro y te doy la muerte.

Reflexión póstuma

Y así se saldría la muerte con la suya,
dejándome sin vida
Y hundiéndome en una atmósfera ciega de ciegos rencores.

Y sin embargo,
siendo el que crea y el que censura,
desdeño lo que el odio
ha hecho más arriba
y lejos de robarte el alma
quiero que sea tuya,
y lejos de desearte la muerte
espero darte una vida, una,
con su muerte, sí,
con su incansable finitud, turbia,
pero también con su dignidad

y todo porque uno sólo tiene
lo que da.

Así lo conocí.

Y me diluí
me difuminé en la memoria de los muertos
mi cuerpo desapareció en los campos de concentración alemanes
mi miente pensó en la nada.

Fui nada y todo en un instante.

Siendo sólo bruma, una banco de niebla
que no se siente a sí mismo
noté cómo alguien me reclamaba:
Fui nada pero tenía un objetivo:
centrarme en quien aun tenía esperanza.

Siendo nada, todo lo di
siendo nada, di mi mejor sonrisa.

No pensé en mi futuro
del tiempo me deshice
olvidé mi nombre y mi historia.

Sólo sentí que alguien al otro lado del cristal
reclamaba una palabra de consuelo.
¿De dónde saldría esa palabra si nada tenía?

Pero salió.

Y conocí el amor.