Viernes…

Nacen las aceras de un sueño macilento, deambulan sombras con gafas sobre ellas. Provisto de un cierto arte, el ulular del viento se cuela por las rendijas de las ventanas… estrellas, vacío, orines de perros escuálidos en tapacubos de coches rozados: imborrables huellas del tiempo, de realidad austera que resiste a la poesía. Atronador eco hermético de cancelas sacudidas. Pasar página. Un latido dentro de otro latido se enhebra. Bocas entreabiertas, ronquidos lánguidos se aposentan sobre los labios con sus piernas colgando al interior de la boca. Abismo. Se preguntan la hora con desdén esperando la mañana.
El alba, tostadas, crepitar de plásticos que magdalenas envolvían;  cafeteras silbando. Huellas humanas en cabeceras calientes. Dios poniendo a sus hijos ante espejos; ojos rojizos, pasta de dientes. Orín, más orín amarillento, anaranjado. Los proyectos que se untan en una rebanada de futuro inmediato. Salen miles de personas en silencio de sus casas, inspiran; de cualquier rincón oscuro, con catanas, arcos y flechas, disparan bostezos fríos a sus rostros. Y actúan. Libertad de las nubes al salir a la calle, madreselvas de desgracia en radios chirriantes de coches que llevan al trabajo. Alguno va andando y entra a un bar, buenos días. Segundo café, tintineo de cucharas agudo, escalofríos en los párpados. La semana a contradanza ha llegado hasta el viernes. Memorizo cada gesto de las caras que a él se dirigen. Escupitajo en la acera. Murmullo de las hojas de los plátanos acariciando el aire… Una frente sudorosa y una respiración entrecortada acuden al joven que trota por la calle. Golpea en sus sienes la sangre. Las aceras ya despiertas recogen en caer de sus pisadas. Acompasa su respiración el mundo, planisferio urbano donde descansará el sábado y el domingo. Y un ser mitológico cansado de sí mismo cargando a las espaldas todas nuestras vidas: las miserias y alegrías; la poesía y la prosa de que están hechos los días.
Cargo mi revolver con seis viernes en su tambor. Disparo en mi sien izquierda. Me suicido de una semana que se ha hecho larga esperándote. Viernes.

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