Poema oscuro

Bajo siete soles
manos curtidas, vientos áridos.
Sangrando los labios, y las palabras
– las palabras sangran cuando callan -.
Aguza el oído la madre tierra
y llama a sus hijos.
Fosos dispuestos en la tarde quebrada
fosas comunes para hombres comunes
    (largo adiós
        ríos mares cielos…);
cansados de morir cada día
    mueren:
Hacia la Gran Noche – sin luna ni estrellas
¡hasta sin frío ni tinieblas: sólo noche!
Murmura el silencio, grazna el silencio
su melodía
aguza el oído la madre tierra…

El acero corta la tierra y lanza
la tierra
    contra el féretro.
Torbellinos de silencio arrogándose toda esperanza
crujir de madera
clavos que sellan toda palabra
Aguza el oído la madre tierra…

El hombre, cortado en tallo de vida
como las flores en ofrenda.
Crespón crespones arcilla resquebrajada
    qué molde, qué tuétanos de qué sangre
    arcilla… polvo que ciega la mirada.
                            Siete soles
                        seis manos
                    cinco lágrimas caen sin saber hacia dónde
                cuatro clavos en las esquinas
            tres nudos en la garganta
        dos sollozos contenidos
    un sonido.

Aguza la tierra su oído
    para sentirlo.
Aguza la tierra su oído
(¡Y llama a sus hijos… y sigue llamándolos…!)
    para sentirlo.

Y cae la zarpa desde un cielo plomizo
    hienas
    carroñeras a lomos de desidia y segundos
        polvorientos.
Roña en las uñas, hielo, témpanos de hielo,
    tallos de piedra:
    mueren las rosas.
La coartada del silencio
música geométrica que busca su sitio…
Y nada… mares de nada…
    El exilio
    la carne desterrada
Aguza la tierra su oído.

Hay una razón con más peso
una casa mortuoria con visillos
    raídos
el cielo se apaga
caen los párpados buscando su centro.
Pregunta cómo se llama el difunto el tiempo
        en una esquina.
Se ciernen los abismos
    dientes amarillos
        labios exangües
            gargantas en silencio
Aguza la tierra su oído
aguza la tierra su oído.

Los engranajes del tiempo
llenan de silencio
las catedrales.
En sus muros de piedra
golpea el aire
la lluvia;
y el murmullo de los que ya murieron
    encuentra su sitio.
Se unen dos mundos
a espaldas del mundo
– sin testigos –
Aguza la tierra su oído
– se expande y contrae la historia: la misma historia
    contada con mil mitos –
        para abrazar a sus hijos.

3 comentarios en “Poema oscuro

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