1986. Los robasiestas.

No tenían juguetes
sólo roña.

Después de comer
sin lavarse los dientes
salían a la calle,
siempre encontraban casa ajena
donde pasar la siesta.

Mientras su madre follaba por dinero
era eso
o el hambre.

A última hora de la tarde
su madre los recogía
como animales.

Humedece la esquina de un pañuelo
y le quita la saliva seca
de comisura de los labios
del hijo más grande.

Eran los robasiestas.

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