Diástole
…esparciéndose, como un metal fundido,
albergando formas rotas, huyendo
del redil del orden…
Perlada la frente del ímpetu:
la savia que explota en sus oídos sordos;
o el horizonte, que de un zarpazo,
robó a la tarde.
Sístole
Todo acude a su centro:
a la llamada del nombre;
al monólogo
que la ira
petrificó ante sus ojos:
el vacío con que el silencio
llenaría su vida – después del entreacto -:
la infinita libertad que trajo
– para siempre –
un no
pronunciado con el gesto serio
y frío
como esa tarde de diciembre.